Marqués de Tamarón || Santiago de Mora Figueroa Marqués de Tamarón: Botones de muestra XXVIII

viernes, 7 de agosto de 2015

Botones de muestra XXVIII



     Sabido es que el pecado capital de los ingleses -tal vez de los británicos en general- es la hipocresía. Con tres salvedades: la clase baja, la clase alta y los católicos no son en Inglaterra hipócritas sino cínicos, que es lo contrario. Como en este libro esas tres categorías están muy presentes, la hipocresía está bastante ausente. Por eso es tan disfrutable este diccionario. La Pérfida Albión, que diría un francés, brilla aquí con todo su esplendor, rodeada de matices irónicos en ocasiones, tiernos en otras, con frecuencia melancólicos.

     El título forma parte del esplendor esencial. Todos recordamos la música de Sir Edward Elgar, un prócer, católico, por cierto, y de origen humilde, con lo cual no podía ser hipócrita y sí podía titular la marcha tomando sin remilgos el verso de Shakespeare "Pride, pomp, and circumstance of glorious war!". Pero Ignacio Peyró es realista y se atreve a reconocer que "el resultado de la anglofilia suele ser el amor rechazado". Es cierto que los ingleses pueden rechazar a los admiradores, y a veces lo hacen hipócritamente y otras con cínica ironía. Pero no siempre ocurre eso, y no tan sólo ocurre en las Islas Británicas. En ocasiones el rechazo puede nacer de la timidez, y los ingleses de la honrada clase media se sienten a veces tímidos ante lo que consideran mayor soltura mundana de los europeos "continentales".

     El subtítulo del libro, Diccionario sentimental de la cultura inglesa, es tan atinado como el título e igual lo es la imagen en la cubierta del oficial y los soldados de uno de los regimientos de la Guardia Real. Todo ello marca el tono elegíaco y a la vez lúcido de este libro que proporciona muchas horas de lectura placentera veraniega pese a los reflejos otoñales de tantas de sus hojas. Está organizado en efecto como un diccionario que agrupa en 350 entradas con reenvíos muy diversos personajes, cosas, objetos y conceptos que van desde el Abate Ponz (Antonio Ponz, el proto-anglófilo ilustrado y moderado) hasta Young Fogeys (jóvenes carcas que copian el estilo de Brideshead en los años 30). Entre estas dos entradas hay un arca de Noé de seres atractivos, repelentes, de curiosidades etnográficas, de manías y de entes de razón. Lo mejor de todo es que es imposible encontrar a un lector que esté de acuerdo con Ignacio Peyró en todo lo ahí escrito; para mí que incluso es imposible que Ignacio Peyró esté de acuerdo en todo con lo escribe Ignacio Peyró. Gracias a eso el lector apasionado pero bien instalado bajo una sombrilla con este libro de 1.062 páginas se despertará de su innoble torpor playero dando bufidos de ira, carcajadas de alegría o sonrisas aprobatorias.

     Pregunté al autor cuál era su propia entrada favorita, y me dijo que la dedicada a los exiliados españoles en Inglaterra. Tiene 16 páginas por las que desfila un gran elenco de emigrados, desterrados, transterrados y extrañados, que de todo hubo. El autor es generoso y se apiada de todos. Salvo de los de derechas. No aparecen el futuro Alfonso XII ni el Conde de Barcelona. A Madariaga no lo menciona en esta entrada, aunque es verdad que no estuvo exiliado sino emigrado, y de los carlistas tan sólo veo al General Cabrera (el mejor militar del siglo XIX español, que no tuvo más instrucción que la del seminario y que no se amilanó ni cuando los liberales fusilaron a su madre). Peyró reprocha a Cabrera estar "muy bien casado con una fortuna británica".

     Da la impresión de que los españoles de izquierdas en Inglaterra no estaban a gusto, menos sin duda que los españoles en Méjico o incluso en Francia. Es triste leer las palabras de Cernuda embarcado ya para ir de la Gran Bretaña a las Américas:
Adiós al fin, tierra como tu gente fría,
un error me trajo y otro me lleva.
Gracias por todo y por nada. No volveré a pisarte.
     La verdad es que en general lo inglés es mucho menos atractivo para los españoles y otros mediterráneos que España para los británicos. Para nosotros lo inglés es un gusto adquirido, como los espárragos y los nísperos. Este libro -profundo e irónico- ayudará a los españoles a conocer a los ingleses y tal vez a los ingleses a conocerse a ellos mismos mirándose en un espejo exótico.

Pompa y circunstancia
Diccionario sentimental de la cultura inglesa
Ignacio Peyró
Fórcola Ediciones
Madrid, 2014

Enlaces relacionados:
Botones de muestra (XXVII): Miguel-Ángel Ochoa Brun
En los albores de la corrección política


2 comentarios:

  1. no puedo evitar acordarme al leer este artículo, del libro de Thackeray, que para mi es la obra más lúcida de lo que es el análisis de la sociedad británica y de la sociedad en general, y que retrata mejor que ningún otro hasta que punto la vanidad y la hipocresía influyen en nuestras vidas

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  2. Entre los desterrados españoles en Inglaterra también falta Eugenia, Emperatriz Consorte de los Franceses. Vivió en Inglaterra de 1870 a 1873. Pero es cierto que no fue desterrada por ningún gobierno español sino por los franceses a raíz de la caída del Segundo Imperio.

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